Cuando las cosas no salen, no salen. Es difícil de explicar, se observan múltiples fallos y si se analizan en profundidad no son suficientes para justificar nada.
La sensación de un equipo hundido mostrada en los dos últimos partidos empañan la buena temporada que se estaba realizando, pero ay amigo, los números no engañan y se ha pasado de no recibir goles a 18 en los dos últimos.
Y si la gente pudiese ver la unión del grupo, la forma de entrenar y el compromiso durante la temporada, no se explicarían la situación, pero ay amigo, los números no engañan, y las dos goleadas sufridas coinciden con una relajación de la plantilla, donde el mero hecho de asistir es sinónimo de cumplimiento, no pretendiendo dar más de sí.
El partido tuvo la historia que el Huelva 93 quiso y el Risco Levante dejó, porque algunas veces por mala suerte, otras por fallos incomprensibles y otras por una rendición adelantada, provocó que los locales jugasen el partido más cómodo de la temporada.
Pero la tormenta pasó, o no, porque la tormenta durará lo que el Risco Levante quiera, porque mimbres para ganar hay y muchos, pero deben entender que no basta con asistir, que asistir es sólo el principio, que en cada entrenamiento, en cada partido y en cada detalle deben dar el máximo de su esfuerzo, de forma que la suma de todos sea la fuerza del grupo. Y me afirmo en la mayor, posiblemente sea el año con mejor equipo, pero ay amigo, hay que demostrarlo.
Hoy no tiene sentido puntuar a nadie.
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